martes, 10 de enero de 2012

Estereotipos de género y vida cotidiana.

Las ideas, normas y estereotipos de género varían de cultura en cultura y en cada sociedad. Varones y mujeres pueden manipular las ideas y los comportamientos basados en el género para usarlos en su propio beneficio, aparentemente sin perjudicar a nadie, pero al mismo tiempo reforzando los estereotipos (p. ej., la mujer llora o coquetea para conseguir algo).
Las ideas estereotipadas acerca de los atributos de varones y mujeres pueden ser riesgosas en la medida en que limitan nuestro potencial para desarrollar al máximo nuestras capacidades.
Si aceptamos los estereotipos como guías para nuestro propio comportamiento, ello impedirá que determinemos nuestros propios intereses y habilidades, desanimando a los varones a que participen en el supuesto trabajo de las mujeres (como cuidar a los hijos) y llevando a las mujeres a no elegir roles tradicionalmente masculinos (como estudiar ingeniería y practicar ciertos deportes).
Es muy difícil ser sensible al género todo el tiempo. Los estereotipos de género influyen en las ideas y acciones de casi todos nosotros. Ser sensible al tema de género no significa que no reconozcamos las diferencias entre varones y mujeres. Algunas diferencias permanecen porque son biológicas. A veces optamos por mantener algunas diferencias aun en el contexto de relaciones igualitarias entre varones y mujeres (por ejemplo, las convenciones de cortesía).
Podemos disfrutar al desempeñar roles y atributos usualmente asociados con el propio sexo. Lo importante es que todos sepamos que son creencias o suposiciones que parecen ser “naturales” cuando no lo son y que es importante cuestionarlas cuando son obstáculos para que tomemos nuestras propias decisiones sobre lo que queremos hacer.

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